7.2.1.2.- RESPIRAR Y TOSER

Los ejercicios respiratorios regulares son también esenciales para facilitar una adecuada expansión pulmonar, el intercambio de oxígeno/dióxido de carbono y el movimiento de las secreciones respiratorias.

Los pacientes necesitan que se les enseñe a respirar profundamente y a prolongar la exhalación, utilizando los músculos abdominales, el diafragma y los músculos intercostales. Si hay secreciones, deberá forzarse la tos con ejercicios de respiración profunda. También puede ser necesario hacer drenaje postural con percusión y vibración

7.2.2.- CAMBIOS POSTURALES

Cambiar la postura del paciente cada hora ayuda a prevenir el deterioro de la piel, las contracturas, la hipotensión postural, el estasis urinario y problemas respiratorios.

Si fuera posible, un plan de cambios posturales debe consistir en posturas de bipedestación, de sedestación, decúbito supino, de decúbito prono y de decúbito lateral.(de pie, sentado, boca-arriba, boca-abajo, y de costado). Las posiciones de bipedestación y sedestación son particularmente útiles para prevenir la hipotensión postural y el estasis urinario.

Las de decúbito supino y prono previenen las contracturas de flexión de cadera y rodilla. Los pacientes que son capaces de moverse por ellos mismos, necesitan que se les enseñe la manera más eficaz de moverse para aliviar la presión de las partes del cuerpo sobre las que se apoyan. Normalmente, las personas cambian de posición cada pocos minutos. A las personas encamadas se les puede enseñar a cambiarse de posición durante, al menos 60 segundos cada 15 ó 30 minutos.

Un paciente en posición de decúbito supino, puede cambiar el peso de las nalgas, utilizando una barra trapezoidal sobre la cabeza o apoyándose con ambos brazos para elevar las nalgas, o bien, cambiando el peso de una nalga a otra.

Con los pacientes incapaces de moverse por ellos mismos, es necesario utilizar cojines de piel de borrego y colchones de presión alternativa.

7.2.3.- EL CUIDADO DE LA PIEL

Los cambios posturales y el uso de colchones especiales no obvian la necesidad del cuidado constante de la piel en las zonas susceptibles a la presión. Es esencial mantener la piel lubricada, limpia y seca y proteger la que esté dañada.

7.2.4.- ALIMENTOS Y LIQUIDOS

Una ingesta adecuada de alimento y líquidos previenen el catabolismo proteico, la caída de la piel, el estreñimiento y el estasis urinario.

Los hidratos de carbono son necesarios para prevenir el catabolismo proteico. También es necesaria la ingesta de proteínas y vitaminas suficientes para mantener la integridad de la piel y prevenir la caída del tejido.

Se puede prevenir el estreñimiento tomando alimentos con alto contenido en fibras y líquidos en cantidad suficiente.

La ingesta abundante de líquido puede además prevenir el estasis urinario, con sus riesgos de infección y de formación de cálculos.

Cuando la orina se mantiene diluida, es menos probable que se precipiten las partículas de calcio. La ingesta de líquidos y la diurésis del paciente se miden para asegurar una ingesta y diuresis suficientes.

7.2.5.- RUTINA DEL INTESTINO Y DE LA VEJIGA

La rutina del intestino y de la vejiga debe prevenir la incontinencia urinaria y el estreñimiento. La regularidad intestinal se puede establecer planificando la evacuación intestinal todos los días a la misma hora, por ejemplo, después del desayuno.

7.2.6.- EXTENSION DE LA ZONA DE CONFINAMIENTO DEL PACIENTE

Puede ser positivo, por ejemplo, poner su cama junto a una ventana que mire al exterior, cambiarle de habitación de vez en cuando, para proporcionarle vistas diferentes y llevarlo a una terraza o a un salón.

7.2.7.- INTERACCIONES SOCIALES

Para prevenir el aislamiento social es necesario planificar medidas que ayuden al paciente a llevar a cabo las interacciones suficientes con personas allegadas. Tales medidas pueden consistir en proporcionarles acceso al teléfono y recibir amigos o miembros de la familia de acuerdo al horario de visita, de forma que los contactos sociales sean regulares y frecuentes.

7.2.8.- TOMA DE DECISIONES

La pasividad y el bloqueo emocional se pueden aminorar animando al paciente a colaborar y a tomar decisiones sobre sus planes de cuidado.

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